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lunes, 21 de febrero de 2011

CISNE NEGRO

"El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti". Esta frase de Yoda en La Guerra de las Galaxias (donde casualmente Natalie Portman hacía de reina Amidala) para prevenir a Anakin del lado oscuro , refleja precisamente el camino que tiene que seguir Nina, una bailarina de ballet, que baila a la perfección el cisne blanco, pero debe saber bailar el cisne negro (un baile más atrevido, sexual, desmelenado y agresivo). Así que Nina debe aprender a ser así como persona para poder bailarlo. Y aquí está la gracia de la película, con una Natalie Portman magnífica, que se deja la piel en un papel que requiere un desgaste físico y emocional enorme.
Pero no sólo la actriz es la encargada de mostrar esas dos personalidades. El director ya se encarga de mantenerlas presentes durante toda la historia, con el continuo contraste de blancos y negros en el vestuario de los personajes y la decoración de los escenarios, así cómo los juegos de luces y sombras presentes ya desde un principio, y que se fortalecen en los momentos de máximo delirio y tensión. Que junto con el abuso made in Aronofsky de los primeros planos, y la tétrica a la vez que hermosa banda sonora de la película, consigue agobiar al espectador, haciendo que quiera que le suelten, pero que le dejen seguir mirando, cómo ya conseguía el director en Réquiem por un sueño.
De hecho, respecto a sus otras películas, Cisne Negro tiene muchas similitudes con la anterior película de Aronofsky, El Luchador. Las dos dependen básicamente de un solo personaje que hace lo que sea para conseguir su sueño, a los que el director sigue en la mayoría de sus travesías con la cámara tras sus espaldas para darle más realismo a la historia y conseguir mayor identificación del espectador para que sienta que lo está viviendo él mismo. Pero donde El Luchador fracasaba, (le faltaba un toque diferenciador para que no fuese una película más de un perdedor que lucha por volver al éxito) es donde triunfa este film, que no suelta al espectador ni un sólo momento, haciéndole vivir una experiencia exhaustiva, intensa, paranoica. Consiguiendo adentrarle en el lado oscuro para zarandearle una vez está allí y desorientarle en un viaje único no apto para mentes o estómagos sensibles.

Un acierto: Su intensidad
Un fallo: Demasiado grano (por decir algo)

5 estrellas

2 comentarios:

  1. ¿¿¿Una bailadora??? ¿¿Es la versión flamenca de El lago de los cisnes o qué?? Supongo que querrás decir una bailarina, pero acepto el intento.

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