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martes, 17 de enero de 2012

DRIVE

De la mano de Nicolas Winding Refn nos llega la adaptación cinematográfica del libro 'Drive'. El protagonista, papel que borda Ryan Gosling, es un hombre que trabaja en un taller mecánico y se gana un dinero extra conduciendo para las escenas de riesgo de películas, así como haciendo de 'chofer' de ladrones que requieran sus servicios para atracos varios.
Bajo su aparente calificación como película de acción se esconde una obra muy personal. Una mezcla entre violencia y arte y ensayo. Una pieza artesanal moldeada por unas manos llenas de creatividad y originalidad, pero que no olvida sus referencias de serie B y cine noir.
Sin duda, una de las grandes virtudes del film es la caracterización del personaje principal. Con una primera secuencia vertiginosa y elegante, que bien podría estar entre las mejores persecuciones de la historia, nos metemos de lleno dentro de esa cazadora blanca con el dibujo de un escorpión dorado. Un hombre sin nombre, que sólo se guía por sus valores y normas escritas a golpe de derrape. Una versión 2.0 de esos personajes que interpretaba Clint Eastwood en la trilogía de Sergio Leone. O un samurái silencioso y solitario al mando de un volante. Un forastero en tierra de nadie.
¿Conoces la fábula del escorpión y la rana? - pregunta el protagonista en una escena de la película. La moraleja de dicha fábula viene a decir que uno no puede engañarse sobre cómo son los demás, y sobre todo cómo es uno mismo. Con sus luces y sus sombras. Y ya ha quedado demostrado que un film es mucho más potente cuando el lado bueno del héroe se ve ensombrecido por su oscuridad.
Un Ryan Gosling que vuelve a estar de moda, es el actor perfecto para este papel. Aguantar la mirada, ya sea amenazante o tierna, es un aspecto primordial del actor y del personaje.
La música retro que acompaña la acción en todo momento es otro de los puntos a favor. Sumando todos estos factores, hay un director que viene rápido a la cabeza, Quentin Tarantino, referente de revitalizar clásicos setenteros y ochenteros. Parece que ahora le ha salido un competidor.
Drive es, sin duda, una de las películas del año.

Un acierto: El estilo escogido para explicar la historia
Un fallo: El dolor de trasero al quedarte anclado en la butaca desde el minuto 1

5 estrellas

domingo, 17 de julio de 2011

HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE. 2ª PARTE


"Harry Potter... El chico que sobrevivió... viene a morir". 10 años si contamos la primera película, 14 si contamos el primer libro. 8 películas, 7 libros. Eso es lo que hemos tenido que esperar para que esta frase cobre vida. Para vivir un final épico que ya se vislumbraba desde el principio. Para poner punto y final a una saga con la que muchos hemos ido creciendo. Curso tras curso, libro tras libro, cada uno hecho a nuestra medida. Pasajeros de un largo trayecto en un Hogwarts Express, que si bien ha ido haciendo escala en algunas paradas cinematográficas que no acababan de estar a la altura, siempre nos ha permitido vislumbrar desde la ventana esas sombras que forman nuestro destino final, Hogwarts. Allí es donde nos sentimos en casa, y allí es donde todo debe acabar.
Después de esa primera parte donde los tiempos muertos eran los reyes y donde había que explicar el mayor contenido argumental posible, llegaba la hora de pasar a la acción. Yates lo sabía y por ello esta entrega hace gala de los mejores efectos especiales de toda la saga.
Aun así, es cierto que en algunos momentos no vendría mal un poco más de sensibilidad para llegar aun más al espectador. Si aparte de dejarle tenso por la batalla, también le emocionas e incluso le sacas alguna lagrimilla, ganas enteros. Pero en este caso le falta un poco de esa magia en los momentos que tiene que tocarnos la fibra sensible.
La cinta se toma algunas licencias respecto al libro en esta inmensa batalla final, pero esto es algo que siempre ocurrirá, pues es muy difícil plasmar todo lo que un libro llega a describir. Lo importante es plasmar su alma. Y aquí no hay queja posible. Tenemos las mismas sensaciones si leemos el libro y vemos la película. Los personajes, la ambientación... y lo más importante, la capacidad para contentar a la gran mayoría de lectores al convertir en imágenes lo que está escrito de la mejor manera que ellos podrían haber imaginado, es algo que vale más que el oro.
En este tema, claro está, tiene mucho que ver su primer director, Chris Columbus, que le dio la esencia a Harry Potter, pero también Alfonso Cuarón, director de la tercera entrega, que impuso el estilo y tono a seguir de ahí en adelante, así como la constante presencia de la creadora, J.K. Rowling, que siempre ha estado al pie del cañón, para asegurarse que su obra sea lo más fiel posible.
Harry Potter y las reliquias de la muerte, es el final que esta saga se merece. Para los potteradictos es una gran recompensa por esos años de espera. Y para los que no lo son, (pero han ido viendo todas las películas aunque sea a regañadientes) es un espectáculo cinematográfico que no hay que perderse.
Siempre se dice, y está demostrado, que todo llega a su fin. Esta franquicia no es una excepción. Y aunque es cierto que saberlo duela, también es cierto que precisamente porque sabemos que hay un final, disfrutamos más del trayecto, de todo lo que vivimos. De ahí la cantidad de aplausos que podían oírse en la sala a cada pequeña victoria en la batalla.
Y para aquellos que aún están esperando que les llegue la carta de Hogwarts, recordarles lo afortunados que deben sentirse, pues ha sido un privilegio poder ser testigos de esta gran saga literaria y aún más lo ha sido el poder verla llevada a la gran pantalla con una calidad mayor que la mayoría de libros que son adaptados al cine. Y de este modo poder disfrutar de un final que sólo merece una palabra: ¡GRACIAS!

Un acierto: Haberla dividido en dos partes
Un fallo: Los que no se han leído los libros pueden perder el hilo

5 estrellas





sábado, 26 de febrero de 2011

LOS CHICOS ESTÁN BIEN

Cómo está siendo habitual en los últimos años, para los Oscars llega una película indie (aunque cada vez tienen menos de eso), con actores de buena reputación y con su argumento como arma para triunfar en los cines.
Nick y Jules son una pareja de lesbianas que utilizaron el esperma de un donante para tener dos hijos. Forman una família construida con unos muros aparentemente bastante sólidos, hasta que conocen a Paul, el donante. Es de agradecer encontrarse con una película diferente y con destellos de originalidad entre tanto film repetitivo. Aunque parezca una ocasión perfecta para hacer una crítica política y/o de la sociedad, Lisa Chodolenko no quiere entrar al trapo, y se centra en hablar de la dificultad que supone mantener unidos sin altibajos un matrimonio y una família . Así pues, la película se queda en una mezcla de drama y comedia de enredo que transmite bastante buen rollo, tanto por sus carismáticos personajes, como por el uso constante de colores claros y la dirección de Chodolenko. Directora que ya tiene experiencia en mostrar la vida de unas lesbianas, por la serie "L", y familias poco convencionales, como "A dos metros bajo tierra", donde dirigió precisamente el capítulo llamado "Familia".
En diferentes momentos de la película, cuando un personaje es preguntado por si le gusta algo, dice: "está bien", dando a entender que consigue lo que se propone pero no llega más allá. De ahí el título de la película y la definición que podría hacerse del film. Así pues, los chicos están bien, y la película también.

Un acierto: Cómo Nick descubre lo que descubre
Un fallo: Le sobran veinte minutos

3 estrellas



lunes, 21 de febrero de 2011

CISNE NEGRO

"El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti". Esta frase de Yoda en La Guerra de las Galaxias (donde casualmente Natalie Portman hacía de reina Amidala) para prevenir a Anakin del lado oscuro , refleja precisamente el camino que tiene que seguir Nina, una bailarina de ballet, que baila a la perfección el cisne blanco, pero debe saber bailar el cisne negro (un baile más atrevido, sexual, desmelenado y agresivo). Así que Nina debe aprender a ser así como persona para poder bailarlo. Y aquí está la gracia de la película, con una Natalie Portman magnífica, que se deja la piel en un papel que requiere un desgaste físico y emocional enorme.
Pero no sólo la actriz es la encargada de mostrar esas dos personalidades. El director ya se encarga de mantenerlas presentes durante toda la historia, con el continuo contraste de blancos y negros en el vestuario de los personajes y la decoración de los escenarios, así cómo los juegos de luces y sombras presentes ya desde un principio, y que se fortalecen en los momentos de máximo delirio y tensión. Que junto con el abuso made in Aronofsky de los primeros planos, y la tétrica a la vez que hermosa banda sonora de la película, consigue agobiar al espectador, haciendo que quiera que le suelten, pero que le dejen seguir mirando, cómo ya conseguía el director en Réquiem por un sueño.
De hecho, respecto a sus otras películas, Cisne Negro tiene muchas similitudes con la anterior película de Aronofsky, El Luchador. Las dos dependen básicamente de un solo personaje que hace lo que sea para conseguir su sueño, a los que el director sigue en la mayoría de sus travesías con la cámara tras sus espaldas para darle más realismo a la historia y conseguir mayor identificación del espectador para que sienta que lo está viviendo él mismo. Pero donde El Luchador fracasaba, (le faltaba un toque diferenciador para que no fuese una película más de un perdedor que lucha por volver al éxito) es donde triunfa este film, que no suelta al espectador ni un sólo momento, haciéndole vivir una experiencia exhaustiva, intensa, paranoica. Consiguiendo adentrarle en el lado oscuro para zarandearle una vez está allí y desorientarle en un viaje único no apto para mentes o estómagos sensibles.

Un acierto: Su intensidad
Un fallo: Demasiado grano (por decir algo)

5 estrellas

sábado, 12 de febrero de 2011

VALOR DE LEY

Venganza y perdón. Dos términos que encajan a la perfección con el de Western. También solemos asociar a este género tipos duros, alcohol, chulería, malnacidos y el típico personaje "llanero solitario". Pues bien, algo así encontramos en esta película, pero todo matizado por el característico estilo Coen.
Matty es una niña de 14 años, mentalmente más adulta que sus mayores, que contrata al alguacil Coghburn para vengar la muerte de su padre. La historia parece más de lo mismo, y así es, solo que sus tan definidos personajes le dan ese toque diferenciador. Pero no nos engañemos, la historia es plana, sin giros de guión demasiado impactantes hasta casi llegar al final, donde aun así decepciona bastante el papel del malo de la película.
Normalmente los Coen mezclan personajes y diálogos exquisitos con historias algo más normalitas, y suelen hacer grandes películas cuando perfeccionan al mismo nivel la historia que los personajes, como en el caso de Fargo, No es país para viejos o Muerte entre las flores. Pero si le dan demasiado peso a los personajes, haciendo que lleven ellos la historia al 100%, sin buscarle más trabas al objetivo del personaje, el resultado son películas buenas, pero nada más, más fáciles de caer en el olvido y que no te asalte ese pensamiento de: "oh que grande es" al pensar en ellas, como es el caso de Crueldad Intolerable, Quemar después de leer, y de la que nos concierne ahora, Valor de ley.
Aún así es una película que hay que ver para poder compararla a su predecesora, protagonizada por John Wayne (que por cierto se llevó el Oscar a mejor actor, al que ahora está nominado Jeff Bridges por el "mismo" papel), además de para disfrutar de unos diálogos afilados y cargados de ese humor tan Coen, de una fotografía que recuerda a las páginas gastadas de un cuento de Los Hermanos Grimm, y de los admirables a la vez que ridículos protagonistas de esa historia.

Un acierto: la escena de Coghburn en "tiro a la torta"
Un fallo: demasiado centrada en los personajes

3 estrellas

miércoles, 9 de febrero de 2011

EL DISCURSO DEL REY


Un aspirante a rey tartamudo. Eso es todo lo que necesita Tom Hooper para convertir una sencilla anécdota en una película sobre la superación, la amistad y la teatralidad de la vida monárquica. Y todo ello con un resultado más que notable.
Colin Firth se pone en la piel (y el habla) del rey Jorge VI, un papel con el que por fin poder ver el potencial de este actor, del que no destacaba ningún trabajo anterior antes de A Single Man (2009). Con este nuevo papel, Firth se convierte en un firme candidato al Oscar. E incluso su compañero de reparto Geoffrey Rush podría llevarse la estatuilla menor, si no fuera porque parece destinada (y merecidamente) a acabar en manos de Christian Bale.
La dupla que forman Firth y Rush, el Rey y su "peculiar" logopeda, es la fuerza de la película. En el laborioso y tortuoso proceso de amistad entre ambos reside el jugo de la historia, con varias escenas dignas para el recuerdo cada vez que el Rey practica su habla con el doctor.
En un film con un protagonista tartamudo, lo que más destaca son los silencios, silencios que el Rey tiene que evitar para cumplir su objetivo, silencios que son incómodos para los demás y para el espectador, silencios que se traducen en enormes vacíos en los rompedores y arriesgados planos de Hooper, con mucho aire a un lado, y que contrastan con la clasicidad y formalidad de la historia y del tratamiento en general. A destacar especialmente el plano del Rey alejándose después de discutir con el doctor, una obra maestra de la dupla entre un plano estético y un plano que hable más que las pa-pa-palabras.

Un acierto: Los ensayos del Rey con Logue
Un fallo: Que la gente hable tan bien de ella, que luego sepa a poco

4 estrellas


lunes, 7 de febrero de 2011

THE FIGHTER


¿Que pasaría si dentro de una cazuela pusieras unos gramos de Million Dollar Baby, unos mililitros de Cinderella Man y un suave toque de Rocky? Pues que de ahí saldría The Fighter, una película con el boxeo de telón de fondo, pero que como todas, quiere reflexionar sobre algo que no es este deporte. ¿Y sobre que suelen reflexionar estas películas? Pues sobre el dinero, la familia, y el barrio. Así que The Fighter no iba a ser menos.
Basada en hechos reales, cuenta la historia de Mike Ward, un boxeador nacido en un barrio que nadie sabría situar en el mapa, con aspiraciones a ser alguien en la vida, destinado a vivir bajo la sombra de su hermano hasta ser capaz de forjar su propia leyenda. Pero ¿qué pasa si ese hermano que en su momento fue un ídolo y puso el nombre del barrio en lo más alto, ahora es un adicto al crack? Pues que le da ese toque de pimentón, que consigue que cada vez que Christian Bale sale en plano, la película mejore enteros. Y es que uno de los alicientes de una película falta de originalidad, es la actuación de todos sus actores, con una mención especial al ya nombrado Bale.
La realización es tradicional y clásica, pero elegante, con la curiosidad de mostrar los combates de boxeo cómo si fuesen una retransmisión deportiva de la época, que refuerzan el hecho de que todo aquello pasó de verdad.
O'Russell hace hincapié en mostrar la trama familiar como motor de arranque y de fondo para la película, con giros de guión bastante previsibles y ciertos momentos de sopor a mitad de metraje. No obstante, toda esa vida alocada (una madre a la que lo más le importa es el dinero y tener hijos, 9 en total, de diferentes padres, unas hermanas que no hacen nada con su vida, un hermano drogadicto, una novia frustrada por no haber podido cumplir sus sueños...) toda esa "mierda", con perdón, que tiene que tragar el personaje, le lleva a él y al espectador a un final del todo o nada, del ahora o nunca, del éxito o el fracaso (de Micky, y de la película)

Un acierto: Christian Bale
Un fallo: No aporta nada nuevo

3 estrellas