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domingo, 17 de julio de 2011

HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE. 2ª PARTE


"Harry Potter... El chico que sobrevivió... viene a morir". 10 años si contamos la primera película, 14 si contamos el primer libro. 8 películas, 7 libros. Eso es lo que hemos tenido que esperar para que esta frase cobre vida. Para vivir un final épico que ya se vislumbraba desde el principio. Para poner punto y final a una saga con la que muchos hemos ido creciendo. Curso tras curso, libro tras libro, cada uno hecho a nuestra medida. Pasajeros de un largo trayecto en un Hogwarts Express, que si bien ha ido haciendo escala en algunas paradas cinematográficas que no acababan de estar a la altura, siempre nos ha permitido vislumbrar desde la ventana esas sombras que forman nuestro destino final, Hogwarts. Allí es donde nos sentimos en casa, y allí es donde todo debe acabar.
Después de esa primera parte donde los tiempos muertos eran los reyes y donde había que explicar el mayor contenido argumental posible, llegaba la hora de pasar a la acción. Yates lo sabía y por ello esta entrega hace gala de los mejores efectos especiales de toda la saga.
Aun así, es cierto que en algunos momentos no vendría mal un poco más de sensibilidad para llegar aun más al espectador. Si aparte de dejarle tenso por la batalla, también le emocionas e incluso le sacas alguna lagrimilla, ganas enteros. Pero en este caso le falta un poco de esa magia en los momentos que tiene que tocarnos la fibra sensible.
La cinta se toma algunas licencias respecto al libro en esta inmensa batalla final, pero esto es algo que siempre ocurrirá, pues es muy difícil plasmar todo lo que un libro llega a describir. Lo importante es plasmar su alma. Y aquí no hay queja posible. Tenemos las mismas sensaciones si leemos el libro y vemos la película. Los personajes, la ambientación... y lo más importante, la capacidad para contentar a la gran mayoría de lectores al convertir en imágenes lo que está escrito de la mejor manera que ellos podrían haber imaginado, es algo que vale más que el oro.
En este tema, claro está, tiene mucho que ver su primer director, Chris Columbus, que le dio la esencia a Harry Potter, pero también Alfonso Cuarón, director de la tercera entrega, que impuso el estilo y tono a seguir de ahí en adelante, así como la constante presencia de la creadora, J.K. Rowling, que siempre ha estado al pie del cañón, para asegurarse que su obra sea lo más fiel posible.
Harry Potter y las reliquias de la muerte, es el final que esta saga se merece. Para los potteradictos es una gran recompensa por esos años de espera. Y para los que no lo son, (pero han ido viendo todas las películas aunque sea a regañadientes) es un espectáculo cinematográfico que no hay que perderse.
Siempre se dice, y está demostrado, que todo llega a su fin. Esta franquicia no es una excepción. Y aunque es cierto que saberlo duela, también es cierto que precisamente porque sabemos que hay un final, disfrutamos más del trayecto, de todo lo que vivimos. De ahí la cantidad de aplausos que podían oírse en la sala a cada pequeña victoria en la batalla.
Y para aquellos que aún están esperando que les llegue la carta de Hogwarts, recordarles lo afortunados que deben sentirse, pues ha sido un privilegio poder ser testigos de esta gran saga literaria y aún más lo ha sido el poder verla llevada a la gran pantalla con una calidad mayor que la mayoría de libros que son adaptados al cine. Y de este modo poder disfrutar de un final que sólo merece una palabra: ¡GRACIAS!

Un acierto: Haberla dividido en dos partes
Un fallo: Los que no se han leído los libros pueden perder el hilo

5 estrellas